martes, 7 de marzo de 2017

Compartiendo diálogos conmigo mismo

Despojémonos de la mentira

Porque necesitamos enriquecernos en la humildad,
propongo la vuelta del hombre hacia sí mismo
y hacia los demás.... hermanados de todo corazón.
Algo que no se vende ni se compra, se dona.
Aún tras la muerte, alguien nos recordará este verso.

I.- LA VUELTA DEL HOMBRE HACIA SÍ MISMO

Hemos de volver a ser hijos de la luz,
previo crecernos el alma y recrearnos
con la vida, enhebrar obras de amor,
y traspasar nuestras propias sombras.

Somos hijos del verso que amanece
cada día, el aliento de la mañana
que nos lleva a ser obra del espíritu,
donde se recogen nuestros secretos.

Retornemos a ser la conciencia pura
que abre todas las puertas del bien,
pues hallando la bondad, viviremos
entre latidos que se tragan las lágrimas.

Que nadie se atormente entre sus pasos,
¡amémonos a corazón abierto, en cruz!,
que por muy dura que sea la jornada,
al fin nos enterneceremos junto a Dios.

II.- LA VUELTA DEL HOMBRE HACIA LOS DEMÁS

Somos lo que somos por los demás.
De los demás recibimos el aliento.
Un aliento que nos hace más próximos.
Más próximos al prójimo y a Dios.

Por si mismo tampoco nada somos.
Derribemos los muros y las distancias.
Construyamos viaductos entre cuerpos.
Abracémonos a la esperanza de ser.

Hemos de ser continuadores de Jesús.
Tan crecido de pasión como de coraje.
Desconsuela no consolar a los afligidos,
dar fuerza a los sumidos en el vacío.

Regrese la poesía como antídoto
a esta miseria espiritual que nos ciega,
retroceda el endiosamiento humano,
las migajas que no cuestan y no duelen.



Víctor Corcoba Herrero

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