martes, 14 de mayo de 2019

Algo más que palabras


No es bueno darse por vencido
“¡Nunca desistamos del sueño de la concordia!”.

Por muy graves que sean las situaciones de lamento o tristeza, jamás hay que darse por vencido, al menos siempre nos ha de quedar la capacidad de soñar por otro mundo más humano, por una manera más hermosa de coexistir, pues por mucha crueldad que recibamos en nuestros andares vivientes, siempre es posible reinventar otro espacio más esperanzador, muchas veces es cuestión de reanimarse, de poner paciencia y empeño en querer levantar cabeza y volver a empezar de nuevo. Ciertamente, hemos de ayudarnos unos a otros a mirar hacia delante, máxime en un momento en el que peligran tantas cosas buenas a nivel mundial. En ocasiones, creo que nos falta empuje, sensibilización y coraje, contra esa cultura destructiva. Ojalá aprendamos a escucharnos y a respetarnos. Es una lección que tenemos pendiente y que suelen aprovechar los falsos servidores para adoctrinarnos en su mentira. Verdaderamente, hay mucho corazón joven enfermo, resignado y asfixiado, con mucha ansiedad, que requiere cuando menos escuchar otras vivencias; la de nuestros mayores, nuestros mejores guías. Ellos sí que pueden ayudarnos a crecer, son nuestras raíces; y, para poder echar flores y luego dar frutos, se requiere adentrarnos en nuestra propia historia existencial, sin complejos, pues son la fuerza de las cepas, las que enaltecen un linaje y glorifican los anhelos.

Desde luego, me encanta la gente que se entusiasma, que vive con toda la pasión el acontecer de los días. Se me ocurre pensar, por lo reciente de la noticia y el incremento de variedades de plantas en peligro de extinción a nivel mundial, en los bancos de semillas en Colombia, orientados en promover la acción climática, la seguridad alimentaria y el rescate del conocimiento tradicional. Bravo por esas personas de la región de La Mojana, cuyos huertos domésticos y bancos de semillas están transformando su propio entorno. Lo mismo pasa con la conservación de las aves, es también un problema global, que hemos de compartir la ciudadanía de todo el mundo, haciendo que nuestras voces y acciones se extiendan por todo el planeta, por esas rutas migratorias tan necesitadas de otro aire más puro, menos contaminante. Hoy por hoy, también nos consta que el número de aves marinas que mueren a causa de los efectos del plástico cada año es actualmente de 1 millón y que sigue creciendo. La investigación existente señala la urgencia del asunto: no solo el 90% de las aves marinas tienen plástico en sus entrañas, sino que esta proporción alcanzará el 99% para 2050. Sin duda, no podemos decaer, hay que mejorar la gestión de residuos y sobre todo aumentar la conciencia pública de que nada de este mundo puede dejarnos indiferentes. Analicemos las señales de otros sueños y pongámonos en faena, que ningún castillo construido en el aire se desmorona, su trabajo jamás se pierde. Seguramente servirá de base para otra nueva visión.

                En efecto, hemos de estar en primera línea de acción en ese sueño compartido y vivido, tanto frente al deterioro ambiental global como en la falta de sentimientos y valores personales más profundos. De utopías también se construyen jardines. Nos hace falta ejercicio para repensar sobre otras sendas más confluentes, cuestión que no es nada fácil, ya que hay una fuerte tentación de venganza, que nos impide cerrar heridas, en lugar de activar el perdón que es lo que realmente nos engrandece como ciudadanos de bien. La reconciliación llama al corazón de los humanos. Es otra de las grandes aspiraciones pendientes. No tienen sentido las guerras. Al respecto, un nuevo informe publicado recientemente por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dice que el hambre continua aumentando en la región de Oriente Medio y el norte de África, siendo su principal causante de esta coyuntura los enfrentamientos. Sin embargo, aquellos países que no están en conflicto, han logrado mejores resultados de seguridad alimentaria y nutrición. ¡Nunca desistamos del sueño de la concordia!

Por consiguiente, ahí están los datos, en los países unidos por una misma preocupación, la de auxiliarnos entre todos los moradores del planeta, es como se avanza en tranquilidad y en justicia con los pobres. Sea como fuere, hemos de imaginar otro contexto, en el que se favorezca el derecho a vivir y a ser feliz. Convencerse de que el deterioro de la calidad de nuestra propia vida y su degradación social, se produce en parte por esa falta de encuentro generoso entre culturas diversas, forjando una insatisfacción permanente en las relaciones interpersonales o un dañino aislamiento, por si mismo ya es una gran evolución, porque fragmentarse es perder fuerza como especie pensante.  La verdadera sabiduría, quizás radique en ese espíritu cervantino, de que el sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos. La posibilidad de llevar a buen término el afán por vivir, y el desvelo por dejar vivir para poder convivir amando, es lo que hace que la vida sea fructífera y, por ende, interesante.
               
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

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