martes, 29 de junio de 2021

Compartiendo diálogos conmigo mismo

Un mundo para todos 

 

(Esto significa ser un faro de amor que alumbre y no deslumbre, que acoja, recoja y no abandone jamás)

 

I.- PERSONA A PERSONA

 

De raíz, todo se construye y se reconstruye,

desde la esencia que florece en la evidencia,

hasta el deleite de la evolución en libertad.

Hay que volver al ser de las cosas y apreciar,

que las riquezas no te aseguran nada de nada.

 

No hay mejor testimonio que el entregarse.

En donación la persona se crea y se recrea,

se expresa de corazón a corazón, buscando

encontrarse y reencontrarse con la bondad,

aprendiendo a reprenderse, desenterrándose.

 

Nunca es tarde para llegar a comprenderse,

para vislumbrarse como un ser en camino,

y entreverse creativo en las huellas dejadas;

pues detrás de lo que uno puede imaginar,

otros pueden hacerlo realidad y revivirnos.

 

II.- PUEBLO A PUEBLO

 

Pueblo a pueblo vamos concibiendo mundo,

que concebir latidos es rehacerse en familia,

restaurarse hasta ser un foco que encienda

el ánimo y el deseo de pararse y repararse,

hasta poblarse de luz y repoblarse de paz.

 

Cada lugar tiene su afán místico para unirse

y reunirse, bajo el deseo de formar porción.

No perdamos esa orientación de comunidad,

recobremos la sabiduría que nos haga crecer,

como retoños del tiempo y rebrotes del orbe.

 

Ser poesía es ser aldea de lenguajes diversos,

realzar el fermento de Dios en cada esquina,

anunciar y llevar a Cristo Jesús por siempre.

Sólo así hallaremos el camino de la verdad,

con el eclipse del mal y su dejadez de villa. 

 

III.- NACIÓN A NACIÓN

 

No me cautivan las naciones que oprimen,

ni aquellas que borran su árbol genealógico,

ni las que no ponen un oído en sus gentes,

ni las que se burlan entre sí, unas de otras,

pues todos somos parte de un mismo cuerpo.

 

Tampoco me ensimisman esas potencias,

que todo lo confunden y lo funden sin más,

en divertimentos para sí y sus seguidores,

restando caudal en sus programas sociales,

y sumando dinero en vestimenta de combate.

 

Los humanos han de repensar su continuidad,

rompiendo mil cadenas que nos esclavizan,

poniendo y recomponiendo el ciclo de la vida,

reintegrando líneas que han de hermanarse,

como soplos celestes e instantes terrestres.

Víctor CORCOBA HERRERO

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