miércoles, 2 de mayo de 2012

Columna


Reflexiones
Por: Francisco Alfaro

POLICÍAS DELINCUENTES:
No se conoce en México un modelo que haga de los policías personas preparadas para hacer justicia, se observa que la mayoría de ellos, está dispuesta a descargar sus frustraciones en contra las personas que son detenidas y las golpea. Que está dispuesta a bolsear y plantar evidencias en la población indefensa, también se observa que muchos ministeriales piden dinero por mover un caso, por dar información sobre los procesos, o que detiene a personas y les achacan delitos, con esto toda la población está expuesta a ser puesta como culpable sin serlo, también se logra ver que los policías de tránsito andan buscando a quienes no tiene verificación o a los vehículos de otras entidades, para en caso de encontrar alguna infracción extorsionarlos, con lo anterior no solo se observa claramente la violación de los derechos fundamentales del ser humano, también se ve la gran corrupción de los cuerpos policiacos que nada tienen que ver con los fines para los que fueron creadas.


La policía está destinada para disuadir, prevenir, evitar que se cometan los delitos, está para investigar, ocupando los elementos científicos, psicológicos, y que con evidencias prueben, junto con los ministerios públicos la culpabilidad de alguna persona, pero estando en México, bajo este régimen, con estos políticos y con una población no organizada, sin interés por la política, es decir, sin interés real sobre cómo se conducen los destinos de la comunidad y mucho menos de la conducción del país, no podremos ver muchos policías eficaces, ya que la mayoría trata de impresionar ostentando armas y un físico brutal o una placa que dice lo que no son.

Un policía previene, protege, orienta, investiga, se prepara, es ético, ayuda a la población, cumple con las normas, es persona digan de confianza, se compromete con la comunidad, detiene a quienes cometen actos ilícitos y los presenta a las autoridades correspondientes para que sean ellas quienes impongan una sanción, todo sujeto que no cumpla con las normas antes mencionadas no es un policía, es un delincuente con placa, solapado por otros delincuentes que se benefician con los actos ilícitos, esto es delincuencia organizada, donde son participes gobernantes, sea Presidente de la República, Gobernador, presidente municipal, juez de cualquier nivel, ministerio público, jefes policíacos.

Muchos delincuentes asisten con jueces para obtener un amparo, con lo que a criterio de los jueces no deben de ser detenidos, comparable a tener un fuero y delinquir impunemente como lo hacen muchos individuos con fuero. Es difícil confiar en la policía y en el fallo de los jueces, no podemos ver el pasado como mejor, tenemos que ver lo que hay, con que contamos pero sobre todo con quien contamos para nuestra protección, por ello aun cuando un órgano de seguridad para la población se ostente como ciudadano, no es tal si no hay una fiscalización externa que los vigile. Lo que debe de calificar al policía y su labor es la eficacia con que cumpla su deber, y con la percepción de seguridad que tenga la población, con lo que tendría que recibir una atención psicológica integral, junto con un salario que le permita vivir honorable y honestamente, aunado a esto un seguro de vida que permita en caso de fallecer en cumplimiento de su deber el sostenimiento de su familia. Hasta que esto sea real la población debe promover su propia seguridad.