HOMBRES DE BARRO... ALFAREROS SE RESISTEN A MORIR
Poco a poco se extingue la cultura alfarera en la Península
ante el embate de las piezas chinas de dudosa calidad. La historia de la
familia Pech grafica que podría cortarse la herencia de un oficio milenario
Por Silvina Brizuela / Luces del Siglo
Cancún, Qna. Roo.- Tal como lo hicieron sus antepasados hace
miles de años, los artesanos de Ticul hunden sus manos en la arcilla fresca, la
amasan y aprietan para moldear figuras de antiguos dioses mayas. Como grabado
en el ADN llevan los secretos del barro que dan a luz representaciones de Chac,
Ixchel o Kukulcán. Modelar en arcilla roja o negra es una tradición que se
transmite de generación en generación en la llamada “Perla del Sur”.
La alfarería ha dado fama nacional e incluso internacional a
Ticul y es, junto con la fabricación y venta de calzado de mujer, las dos
actividades económicas más fuertes y de las que depende más de la mitad de la
población de esa pujante ciudad que está a sólo una hora de Mérida, en el
estado de Yucatán.
Lorenzo Pech Tzun creció entre vasijas de barro; su abuelo y
su padre, don Lorenzo Pech May, fueron alfareros y pioneros en la actividad.
“Mi padre siempre nos inculcó el amor por la alfarería para mantener viva ésta
tradición milenaria”, comenta a Luces del Siglo.
– ¿Desde qué edad sus manos amasan el barro?
– Yo dejé la escuela primaria para dedicarme a esto, tenía
11 ó 12 años y ahora tengo 44. No me arrepiento porque es algo creativo y que
me ha dado muchas satisfacciones, pero a mis hijas (tiene dos niñas de 17 y de
10 años) las hago estudiar, quiero que tengan una profesión. Sí, vienen y
juegan con el barro y les gusta, pero prefiero que estudien.
Lorenzo cuenta que aunque el negocio deja utilidades y se
puede vivir de él, la competencia hace que no vea un buen futuro para sus
hijas.
– ¿Cuántos empleados tiene actualmente?
– Ahora tengo ocho personas.
– ¿Los empleas ya formados o tú les enseñas?
– Los artesanos que están conmigo hoy ya vinieron sabiendo,
pero yo enseñé a muchos y desde muy pequeños, diez, doce años. Los preparé para
que sepan trabajar moldeando a mano o con el torno, pero cuando aprendieron se
fueron a otros talleres.
– ¿Aún hoy los jóvenes se interesan en el oficio?
– Sí hay interés de los jóvenes, porque como le contaba, ya
una vez que aprenden y se hacen grandes buscan la independencia, entonces
siempre hay lugar en los talleres para los que recién empiezan.
Frente a la catedral de Ticul una escultura denominada
“Manos de alfarero”, hace honor a la tradición artesana de su gente, un encargo
del ex presidente municipal priísta Carlos Salomón Barbosa al escultor Andrés
Mena, conocido además por las figuras que adornan las principales avenidas del
municipio.
– ¿Cuáles son las artesanías que se elaboran?
– Nosotros hacemos jarrones, figuras decorativas como
flamencos, ranas, grillos, tortugas, maceteros. La cuestión es tratar de hacer
siempre algo nuevo, actualizarse, de no estancarnos en lo mismo, así podemos
seguir interesando a los clientes.
– ¿La materia prima se consigue aquí?
– No, la traemos de Campeche. Antes sí la conseguíamos aquí,
pero como los terrenos donde se encuentra el barro son de propiedad privada, el
dueño prohibió que se siga explotando.
Para la elaboración de sus artículos recurren a las técnicas
del torneado y moldeado. Una vez lograda la figura se destina al secado y
posteriormente pasa al horno. Después se procede a pintar cada una de las piezas.
“El secado lleva de 10 a 15 días, después de eso se puede
llevar al horno durante unas ocho horas. Se empieza con poca temperatura y se
aumenta de a poco, hasta llegar a los 700 grados. Ya que esté horneado se deja
dos días para que enfríen las piezas y se puedan pintar”, detalla Lorenzo y
agrega: “Son piezas delicadas que se deben manejar con mucho cuidado”.
Pech señala que todo el proceso se hace en el taller y que
cada persona tiene un trabajo específico. “Los que fabricamos nos dedicamos al
moldeado, otro hace el decorado, por lo general se hace así, no es común que la
misma persona haga todo, pero sí los hay”, aclara.
– Las ventas se hacen en su negocio, ¿también realizan
ventas por cantidad a otras ciudades?
– Sí, aunque últimamente ha bajado mucho tenemos clientes en
Chiapas, Campeche, Mérida, Cancún. Ahora tengo un encargo de unas figuras
grandes para la decoración de un parque aquí en la ciudad.
Pech Tzun recuerda que hace años desde Ticul se exportaban
contenedores de jarrones a varias ciudades de los Estados Unidos y Canadá.
– ¿Los ingresos han bajado en los últimos años?
– Yo llevo muchos años en esto y siempre ha sido así, hay
etapas bajas, bajísimas y buenas. Ahora estamos en la temporada baja, pero
llegando octubre, noviembre vamos a repuntar cuando la demanda de varias
artesanías sube por las fiestas de los fieles difuntos.
– ¿Cuántas alfarerías existen en la ciudad?
– En la ciudad todavía quedan unas 20 alfarerías
establecidas. Hay gente que trabaja por su cuenta en sus casas y luego las
venden ellos directamente, o incluso nos la venden a nosotros.
La competencia desleal que representa para los artesanos
mexicanos la invasión del mercado con imitaciones de origen chino afecta a
miles de familias que, de manera directa o indirecta, viven de esta actividad.
Los artesanos de Ticul no son la excepción. El procedimiento de los chinos para
falsificar artesanía mexicana es sencillo: contratan gente que recorre ciudades
del país con la encomienda de comprar las piezas originales, las llevan a la
nación asiática y las reproducen en serie, pero con dudosa calidad. Así, la
milenaria tradición de los Pech poco a poco se extingue bajo el fuego del
dragón que crece.//
Ticul
Está situado a 85 kilómetros de Mérida y su fama radica en
que es el punto de base hacia la Ruta Puuc, que comprende Uxmal, Kabah, Sayil,
Labná y las grutas de Loltún.
Una ciudad con historia
De la época colonial se conservan edificios como el Palacio
Municipal y la casa principal de la ex-hacienda Tabí; así como construcciones
religiosas como el ex-convento y parroquia de San Antonio de Padua y las
capillas de Santiago, Mejorada, Nuestra Señora de Guadalupe, San Román y San
Ramón.