lunes, 12 de noviembre de 2012

Columna


Reflexiones
Por Francisco Alfaro Ramírez

LA FALACIA DEL TERCER PODER

Alcanzar una magistratura o un cargo de juez, que en apariencia, son uno de los puestos que tiene uno de los tres poderes que componen al Estado mexicano, puede que no sea cuestión de capacidad, inteligencia, sabia actitud conciliadora o docta aptitud para aplicar la justicia.

Los gobernantes aplican también su influencia para colocar a personajes que estén apegados a los grupos políticos, no en vano para sustituir a los magistrados el presidente en turno manda una terna, la cual debe ser avalada por los legisladores, quienes tienen la facultad de aceptar o rechazar dicha terna, por lo que quienes son favorecidos, primero con la designación y luego con el aval del congreso, tienen un compromiso personal con quienes los colocaron en dichos puestos, quedando en duda el hacer lo que se debe de hacer, que es impertir la justicia.

Para lograr la real acción del poder judicial, nótese escrito con minúscula como es la justicia en México, se tendrían que elegir los propuestos por personas o instituciones que estén fuera del poder institucional, es decir, que deberían de ser las propias casas educativas quienes tendrían que hacer un grupo colegiado, y decidir a quienes poner al frente del Poder Judicial, los políticos que tenemos parecería que solo piensan en los beneficios que obtendrán al tener un conocido en este tercer poder que al ser propuesto y ratificado por los otros poderes, le resta autonomía y radio de acción, haciendo de la justicia un lujo que pocos pueden pagar y muchos menos recibir.

La base de la autonomía del poder es que trabaje, no por consigna sino con la convicción de que es necesaria la implementación de la norma, en este caso la implementación de la justicia.

Vemos la altanería y privilegios de jueces y magistrados, los cuales hoy exigen ser cuidados y protegidos, ya que temen ser agredidos por los delincuentes, se dice que la justicia es ciega, pero si esta no se aplica es también inexistente, así que habrá más recursos para proteger a los servidores públicos que se enorgullecen y gozan de los privilegios del sistema, pero que temen aplicar lo que es correcto y justo.

Tal parece que los poderes no están organizados ni se saben coordinar, y al  elegir a quienes serán parte de un tercer poder, éste debe de obedecer a los intereses o tener un estrecho contacto con quienes mal dirigen el destino del país.

Mientras a los gobernantes les interesa con quienes harán negocios políticos, es decir como harán para tener mejores relaciones y mantenerse en el poder, la mayoría de la población sigue hundida en el desempleo, en el sub empleo, en la pobreza y sobre todo en la ignorancia total.

Los gobernantes no son capaces ni están facultados mentalmente para gobernar, están facultados para tranzar, para vivir sin trabajar, para negociar con el dinero del pueblo, sin que intervenga el pueblo.

Si uno de los tres poderes no funciona por corrupto, por inoperante, por que no obedece a los intereses de la población o por que le conviene no operar, o por que los tres poderes no funcionan, en un sistema político mal planeado, donde la ineficacia e ineficiencia son regla, habrá que cambiar de sistema de gobierno, de gobernantes y sobre todo prepararse para saber gobernar, teniendo la idea de hacia donde tenemos que ir como país, no a la utópica riqueza, sino al lugar de la creación del trabajo remunerado justamente y no hurtado y saqueado como lo tienen los que actualmente nos gobiernan.

Tú sabes de trabajo, sabes porque y para que trabajas, no solo es para el día de hoy, sino para tener la posibilidad de vivir un día más de manera digna.

La pregunta es: ¿Los tres poderes para quien dicen trabajar?

Por supuesto tú tienes la mejor opinión y la mejor acción.