Reflexiones
Por Francisco Alfaro Ramírez
LA FALACIA DEL TERCER PODER
Alcanzar una magistratura o un cargo de juez, que en
apariencia, son uno de los puestos que tiene uno de los tres poderes que
componen al Estado mexicano, puede que no sea cuestión de capacidad,
inteligencia, sabia actitud conciliadora o docta aptitud para aplicar la
justicia.
Los gobernantes aplican también su influencia para colocar a
personajes que estén apegados a los grupos políticos, no en vano para sustituir
a los magistrados el presidente en turno manda una terna, la cual debe ser
avalada por los legisladores, quienes tienen la facultad de aceptar o rechazar
dicha terna, por lo que quienes son favorecidos, primero con la designación y
luego con el aval del congreso, tienen un compromiso personal con quienes los
colocaron en dichos puestos, quedando en duda el hacer lo que se debe de hacer,
que es impertir la justicia.
Para lograr la real acción del poder judicial, nótese
escrito con minúscula como es la justicia en México, se tendrían que elegir los
propuestos por personas o instituciones que estén fuera del poder
institucional, es decir, que deberían de ser las propias casas educativas
quienes tendrían que hacer un grupo colegiado, y decidir a quienes poner al
frente del Poder Judicial, los políticos que tenemos parecería que solo piensan
en los beneficios que obtendrán al tener un conocido en este tercer poder que
al ser propuesto y ratificado por los otros poderes, le resta autonomía y radio
de acción, haciendo de la justicia un lujo que pocos pueden pagar y muchos
menos recibir.
La base de la autonomía del poder es que trabaje, no por
consigna sino con la convicción de que es necesaria la implementación de la
norma, en este caso la implementación de la justicia.
Vemos la altanería y privilegios de jueces y magistrados,
los cuales hoy exigen ser cuidados y protegidos, ya que temen ser agredidos por
los delincuentes, se dice que la justicia es ciega, pero si esta no se aplica
es también inexistente, así que habrá más recursos para proteger a los
servidores públicos que se enorgullecen y gozan de los privilegios del sistema,
pero que temen aplicar lo que es correcto y justo.
Tal parece que los poderes no están organizados ni se saben
coordinar, y al elegir a quienes serán
parte de un tercer poder, éste debe de obedecer a los intereses o tener un
estrecho contacto con quienes mal dirigen el destino del país.
Mientras a los gobernantes les interesa con quienes harán
negocios políticos, es decir como harán para tener mejores relaciones y
mantenerse en el poder, la mayoría de la población sigue hundida en el
desempleo, en el sub empleo, en la pobreza y sobre todo en la ignorancia total.
Los gobernantes no son capaces ni están facultados
mentalmente para gobernar, están facultados para tranzar, para vivir sin
trabajar, para negociar con el dinero del pueblo, sin que intervenga el pueblo.
Si uno de los tres poderes no funciona por corrupto, por
inoperante, por que no obedece a los intereses de la población o por que le
conviene no operar, o por que los tres poderes no funcionan, en un sistema
político mal planeado, donde la ineficacia e ineficiencia son regla, habrá que
cambiar de sistema de gobierno, de gobernantes y sobre todo prepararse para
saber gobernar, teniendo la idea de hacia donde tenemos que ir como país, no a
la utópica riqueza, sino al lugar de la creación del trabajo remunerado
justamente y no hurtado y saqueado como lo tienen los que actualmente nos
gobiernan.
Tú sabes de trabajo, sabes porque y para que trabajas, no
solo es para el día de hoy, sino para tener la posibilidad de vivir un día más
de manera digna.
La pregunta es: ¿Los tres poderes para quien dicen trabajar?
Por supuesto tú tienes la mejor opinión y la mejor acción.