LOS VERDADEROS PIRATAS DEL CARIBE
Marcas de renombre en la hotelería, sobre todo españolas y
con presencia en decenas de países, son “sólo máscaras” que encubren redes que
forman parte de un engranaje que constituye un negocio ya no tan legal ni
racional
Por Isela Serrano / Luces del Siglo
Cancún, Qna. Roo., a 19 de noviembre de 2012.- El monopolio
de magnates hoteleros españoles en Cancún y la Riviera Maya se fraguó en mayo
de 2005, durante una reunión celebrada en Palma de Mallorca a la que asistió la
crema y nata de la industria turística ibérica.
A las instalaciones del hotel Meliá Victoria, de la
comunidad autónoma de Baleares, esa vez llegaron empresarios de la talla de
Gabriel Escarrer, de Sol Meliá; Simón Barceló, de Grupo Barceló; Pablo Piñero,
de Bahía Príncipe; Carmen Riu, de hoteles RIU; Abel Matutes, de Hoteles Fiesta
y Palladium; el otro Abel Matutes, de grupo Sirenis; Juan Llull, de Hipotels;
José Codolá, de Valentín Hotels, y Miguel Fluxá, de Iberostar.
También fueron convocados los entonces gobernadores Jaune
Mateos, de Baleares, España, y Félix González Canto, de Quintana Roo, México,
con el objetivo de encontrar mecanismos para que los magnates españoles
incrementaran sus inversiones en playas del Caribe mexicano, a cambio de
beneficios fiscales y laborales de parte del gobierno estatal.
Con esta anécdota, el investigador Alfonso de Jesús Jiménez
Martínez descorre el velo de lo que hay detrás de unas vacaciones de ensueño,
en paquete todo incluido de hoteles cinco estrellas, con monumentales salones,
variedad de restaurantes de comida internacional, lujosos spas con gimnasio,
canchas de tenis o de golf y toda una gran variedad de actividades.
“Sólo son máscaras”, dice el investigador al enumerar los
nombres de las principales cadenas hoteleras españolas que, bajo el paquete
todo incluido y con la complacencia de autoridades locales, literalmente han
saqueado la economía de Cancún, debido a que todas las ganancias de este
negocio se quedan en España, no en México, con los nuevos esquemas cibernéticos
de reservaciones que permiten hacer directamente la contratación y el pago con
tarjeta de crédito hacia una cuenta ibérica.
“Encubren lo que hay detrás, que ya no es tan positivo,
porque se muestran en la fase del capitalismo explotador. Los mecanismos del
capitalismo así, se maquillan hasta la prestidigitación”, advierte Jiménez
Martínez, autor del libro Cadenas hoteleras, estrategias y territorio en el
Caribe mexicano.
Para el investigador de la Universidad del Caribe, “la
actividad turística en México es un espejo de lo que sucede en escala
internacional”, debido a que estas cadenas hoteleras han invertido grandes
sumas de dinero en promoción y publicidad, en contraste con la inversión que
aplican en gastos como plantillas laborales. Su objetivo: influir en la mente
del consumidor e insertar en su imaginario los atributos deseados.
Casi oro
Joan Buades, investigador especializado en la relación del
turismo y el fenómeno de la globalización escribió en 2009 el revelador libro
Do not disturb. Barceló, ejemplar que desmenuza la riqueza que genera el
turismo que no beneficia a las comunidades, siempre al amparo de leyes
laborales laxas, donde las compañías se apropian del agua y del suelo, y una
vez que han agotado los recursos naturales, buscan nuevos destinos.
“Dicen los economistas que el turismo es la primera
industria del planeta. Aun así, sorprende lo poco que sabemos de ello, como si
fuera oro todo lo que reluce. A diferencia de sectores como la energía o la
banca, firmas como Barceló, Sol Meliá, NH, RIU, Iberostar o Fiesta gozan de un
prestigio inmaculado, ya que son percibidas como sinónimo de placer cómodamente
organizado y buques insignia de la octava economía más ‘productiva’ del globo,
la española”, expone el estudioso.
El documento analiza las alianzas y los modus operandi del
Grupo Barceló en Mallorca, Marruecos, Túnez, México, Cuba, República
Dominicana, Nicaragua, Costa Rica, Emiratos Árabes y deja al descubierto que
“esas prácticas son muy similares en cuanto al favorable contexto que propician
los líderes políticos de los países receptores; la utilización de paraísos
fiscales para el manejo financiero, así como la participación de los fondos de
inversión y la multiplicidad de empresas de diferente tipo que se fondean con
recursos provenientes del petróleo, pero también con recursos de procedencia
global y opaca de diferentes regiones del mundo”.
Génesis
Desde 1974 comenzaron a operar hoteles en Cancún. Las
primeras cadenas hicieron su aparición después de haber iniciado su desarrollo
y en calidad de operadores. El grupo Sol Meliá Cancún abrió sus puertas en
1985, dos años después, había 13 establecimientos asociados a cadenas
transnacionales en Quintana Roo, con 3 mil 439 cuartos.
La oferta hotelera de Cancún y la fiebre por conocer la
Riviera Maya, provocaron que entre 1983 y el año 2006, el número de cuartos se
multiplicara. Las cadenas más importantes se instalaron en la región y las
españolas fueron adquiriendo mayor participación: Barceló, Oasis, RIU,
Iberostar, Fiesta; Occidental, Bahía Príncipe, entre otras.
Edificar todas estas monumentales construcciones que todo
turista puede observar cuando viaja sobre la avenida Kukulkán de la Zona
Hotelera de Cancún o en el corredor de la Riviera Maya, requirió miles de
trabajadores mexicanos traídos en camiones de redilas desde sus lugares de
origen, Chiapas y Tabasco principalmente, a quienes se contrató de palabra y
sin derecho a seguridad social para construir y habilitar lujosos resort, donde
hoy una noche se cotiza hasta en 500 dólares.
En 2010, más de la mitad de las habitaciones de Cancún y
Riviera Maya pertenecían a una calidad gran turismo, cinco estrellas o
categoría especial. Aunque en discursos oficiales, empresarios y funcionarios
públicos repiten hasta la saciedad que “el turismo es un buen mecanismo para
que los países reduzcan la pobreza y logren el desarrollo sustentable de una
industria moderna”, ésta idea parece desbaratarse.
“Los braceros del ocio”
En Quintana Roo, los empleados de los hoteles sufren
presiones laborales intensas por la sobreoferta y la incertidumbre en el
empleo, debido a contrataciones temporales e ingresos mínimos, ya sin propinas.
Miles de personas laboran más de 12 horas al día, puede ser
bajo los rayos del sol caribeño, en una caseta de vigilancia sin tejado, sólo con
un gorro como protección; pueden hacerlo como jardineros, meseros en el área de
piscinas, como terapeutas y masajistas día, tarde y entrada la noche, en
cocinas donde las jornadas y el estrés rebasan lo inimaginable, al punto tal
que, después de un turno, un gerente puede solicitar apoyo en otro
departamento, donde el Año Nuevo puede transcurrir inflando globos para la
siguiente función, o caídas por colocar adornos a varios metros de altura,
resultan secundarias ante la urgencia de cumplir una orden y evitar un reporte.
Aunque esto no es secreto, las autoridades guardan silencio.
De acuerdo con el delegado de la Secretaría del Trabajo en Quintana Roo,
Rogelio Márquez Valdivia, el 80 por ciento de los outsourcing que operan en la
entidad lo hacen fuera de la Ley.
Para Castellanos y Pedrero, autores de Los braceros del
ocio. El término responde a la equivalencia del trabajo del bracero en el medio
rural: eventualidad, falta de formación profesional y dureza. Lo anterior,
dice, no sólo ocurre en México o el Caribe, sino en España.
De ese modo las fundaciones culturales sirven, indica
Jiménez Martínez, a los propósitos de las trasnacionales en dos frentes:
“obtener reducciones fiscales, que se utilizan de manera unidireccional a costa
del erario y para qué poner una compresa a la herida que se han hecho para
cercenar un brazo (o una reserva natural). De modo que las marcas y sus
filantrópicas empresas buscan dotar de un rostro humanizado a las prácticas
empresariales de explotación. En resumen: la búsqueda sinfín de embellecimiento
cosmético, donde una mejilla es acicalada y la otra vituperada aunque forma
parte del mismo rostro”.
Iberian power
De entre las 70 transnacionales hoteleras más grandes del
mundo, ocho son de capital español y de ellas, cinco, Sol Meliá, Barceló, Riu,
Iberostar, y Fiesta, son originarias de Baleares. Esas compañías pertenecen a
familias de la burguesía isleña que estrecharon lazos e incluso financiaron el
franquismo.
A la sombra del régimen se expandieron en los años 60’s y
70’s, con el apoyo de empresarios alemanes e ingleses. Pero con la llegada de
la democracia española, las reglas del juego ya no les beneficiaron y en los
80’s se trasladaron para “hacer las Américas” a los lugares más paradisíacos de
Latinoamérica, sobre todo al Caribe, y llegaron también a países mediterráneos
e, incluso, a la Indonesia del dictador Suharto.
Joan Buades, impulsor de la ecotasa en Baleares, profesor y
ex diputado por Los Verdes, perteneciente al Grupo de Investigación en
Sostenibilidad y Territorio (GIST), advierte que la cadena RIU Hoteles, creada
en Mallorca en 1953 por la familia Güell, colaboró con la dictadura.
Riu Hoteles ha construido más de 100 hoteles en casi una
veintena de países. La cadena arrastra varias denuncias por sus malas prácticas
ambientales y laborales. Entre otras, por la construcción de un hotel en la
playa de Matapalo, en Guanacaste, Costa Rica, en el que 200 trabajadores
nicaragüenses enfermaron por las condiciones extremas a las que estaban
sometidos y uno de ellos murió.
A esto se suma una lista de reclamaciones por falta de
permisos de construcción, destrucción de bosque tropical seco y por prohibir a
la población caminar por la playa, además de varias denuncias por el permiso
que el ministro de Medio Ambiente concedió a la multinacional para extraer agua
de tres pozos a pesar del informe en contra de los expertos, de acuerdo con
María José Esteso Poves, de Diagonalweb.
Otro grupo nacido en Mallorca al calor de la dictadura es
Iberostar, fundado por la familia Fluxá, vinculada con Juan March, propietario
de la Banca March y el Banco de Crédito Balear y principal sostén económico del
golpe de Estado de Francisco Franco. Los Fluxá son propietarios de más de 36
mil habitaciones en más de una centena de hoteles de 16 países.
Según Buades, el grupo Barceló y Sol Meliá, son un ejemplo
de que “las transnacionales del turismo y las redes de capital especulativo
están conectadas a la economía criminal global”.
El grupo Sol Meliá –dice– colabora con más de 20 entidades
en paraísos fiscales, como las Islas Caimán, Jersey o Panamá, entre otras. La
multinacional posee más de 300 hoteles en 27 países. Su presidente, Gabriel
Escarrer Juliá, carga con denuncias de ambientalistas por la destrucción de
manglares en Quintana Roo, reclamaciones por la violación de derechos laborales
en el Meliá Yakarta, Indonesia, por vigilar y despedir a sindicalistas.
Sobre la trayectoria del grupo Barceló, Joan Buades señala
que es una cadena hotelera que se benefició del régimen de Franco. Nacida en
Mallorca en los 30’s, después, “cuando llega la democracia se marcha a Canarias
porque allí tiene un régimen fiscal especial, y después se instala en la
República Dominicana y México.
El grupo Barceló participa de lobbies especulativos como Farallón
(relacionado con la empresa Halliburton, de Dick Cheney, ex vicepresidente de
EE UU, que se benefició de la guerra de Iraq) y el banco Santander, que tiene
varias “guaridas en paraísos fiscales”, según Buades. Este investigador también
sostiene que el Estado español, a través del Instituto de Comercio Exterior y
otros acuerdos bilaterales con Estados como la República Dominicana y México ha
promovido esta nueva forma de colonización”.
Fiesta Hoteles, propiedad del ex ministro de Asuntos
Exteriores en el gobierno de José María Aznar, Abel Matutes, cuenta con 50
hoteles. Los Matutes son terratenientes, navieros, banqueros, constructores y
hoteleros. Los escándalos por corrupción, prevaricación y tráfico de
influencias rodean a esta familia. La ex consejera Estela Matutes ha sido
acusada de llevar a cabo expropiaciones de las que se benefició, según la
publicación.
Espejismo
¿Por qué en Quintana Roo se respira la incertidumbre de las
condiciones de ingreso precario por tratarse de empleos poco calificados y
fácil de sustituir? ¿Por qué si México posee una legislatura ambiental a la
altura de un país de primer mundo, en sólo 35 años, los municipios de
Solidaridad y Tulum han perdido la mitad de la extensión de manglar? Los datos
forman parte del “Monitoreo de la Salud Arrecifal”, elaborado por agrupaciones
como Amigos de Sian Ka’an, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) y
WWF, en 2012.
El investigador Jiménez Martínez, quien desde 1974 ha
trabajado en el estudio y análisis del turismo para el sector público y
privado, brinda una posible respuesta a la interrogante que merodea la cabeza
de muchos:
“La escala en la que se piensa en el negocio turístico
internacional requiere de una concepción que es muy difusa en el ámbito local,
por ese motivo –dice– las implicaciones son a menudo deficientemente
comprendidas, porque se derivan de las decisiones que se toman en escala
mundial global”, explica.
Para el académico, el mundo del turismo trastoca intereses
porque “es una actividad que enlaza otras que están en la mira de las sospechas
más oscuras de las actividades comerciales ilícitas y cuyos recursos parecen
haber permeado a las inversiones inmobiliarias en escala mundial”.
Va más allá: “la criminalidad que se vive en Cancún,
asociado al tráfico de armas, de enervantes, de mujeres y de niños, no es un
tema inconexo del tema económico y social de la región. Está estrechamente
relacionado con las operaciones del sector económico más importante del estado
(el turismo) y sus actividades anexas y conexas, y se debe tener siempre
presente dada la precaria seguridad en la región”.
En el escenario global, las conexiones del mundo financiero
con la hotelería derivaron en reflexiones que se vinculan con el tema de
recursos de origen opaco.
“Es como los mecanismos financieros y su utilización que el
crimen organizado adquiere poder y, por lo tanto, todos los mecanismos de
blanqueo forman parte del problema que se debe enfrentar para solucionarlo.
Dentro de estos mecanismos no parece descabellado imaginar que hay algunos
fondos de inversión que invierten en hotelería y contratan a cadenas hoteleras
de marcas renombradas”, dice el documento publicado en 2010.
Bajo todo este panorama, el paraíso Cancún es hoy una marca
de renombre en casi todos los puntos del planeta, asociada con un mar de tonos
azules, bikinis e idílicos atardeceres, un sitio de lujos donde han tenido
lugar casi todos los fenómenos asociados al desarrollo del turismo en el mundo:
económicos, sociales y urbanos y, con ellos, turísticos e inmobiliarios.
A casi ya ocho años de la expansión hotelera ibérica en
Cancún y la Riviera Maya, los neocolonizadores españoles, como hicieron hace
más de 500 años, siguen saqueando estas tierras que un mal día confundieron con
la India, y que se lanzaron a conquistar a bordo de sus tres carabelas: La
Niña, La Pinta y La Santa María.