PEÑA NIETO, EL “PIRRURRIS” DEL PRI
Por José Martínez M.
México, D. F.- Los estigmatizó. Hoy, los jóvenes de la
Universidad Iberoamericana se han cobrado la afrenta. En su seno ha nacido un
movimiento estudiantil que ya se extiende a 54 universidades, incluida la UNAM,
para cuestionar a Televisa y al PRI, almas gemelas, que emprendieron un
amasiato para dar paso a la farandulización de la política. No es fortuita la
relación de los aspirantes a la nueva pareja presidencial: Peña Nieto y la “Gaviota”.
Mitad PRI-mitad Televisa.
Cuando Peña Nieto visitó la Ibero, exigió dos cosas: 900
lugares para sus “invitados” (acarreados para cosechar aplausos) y un
telepromter. Los jóvenes se irritaron porque Peña Nieto pretendió convertir en
un set de televisión a la universidad y, aún peor, incurrió en evasivas sobre
la represión a los ejidatarios de Atenco durante su gobierno. Se confirmaba,
pues, lo que ya antes advertía el influyente diario Los Angeles Times que
atinadamente lo había definido: “Peña Nieto es bello, pero superficial”.
Pero detrás de este movimiento de universitarios hay
innumerables páginas en nuestra historia donde los estudiantes han sido
protagonistas y es lo que Peña Nieto ignora, pues como lo demostró en la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, está muy ajeno a la cultura y muy
distante de los jóvenes.
Peña Nieto sí que es simplemente un “pirrurris”, un invento
de Televisa. Para nada estaba equivocado el maestro Luis Javier Garrido cuando
apuntaba que en México “todos somos priístas hasta que no demostremos lo
contrario”.
Luis Javier Garrido fue un brillante escritor y maestro,
integrante de una familia de destacados universitarios. Su padre, Luis Garrido
Díaz, abogado y filósofo, ocupó la rectoría de la máxima casa de estudios en
dos periodos consecutivos, de 1948 a 1953.
A propósito del movimiento universitario que se vive de cara
a las próximas elecciones del 2012, recuerdo una de las obras del maestro Luis
Javier Garrido, su célebre ensayo El Partido de la Revolución Institucionalizada.
Reflexiono sobre el tema de los universitarios y el PRI porque hay un punto en
común: la UNAM alcanzó su autonomía gracias al movimiento estudiantil de 1929 y
el PRI nació ese mismo año bajo las siglas del PNR (Partido Nacional Revolucionario).
Aunque nos duela aceptarlo, por desgracia, muchas de las
transformaciones del país han surgido a partir del PRI, como ahora donde ya
suman 35 universidades del país, incluida la UNAM, en su rechazo al regreso del
PRI al poder. No es fortuito que se sumen decenas de miles de estudiantes a
este movimiento que salieron de las redes sociales a las calles para manifestar
su indignación. “Somos más de 132, somos miles, cantando, gritando, soñando,
moviendo. Estamos despertando a los que permanecen dormidos, a los apáticos, a
los corruptos, a los manipuladores, a los gobernantes que se quieren seguir
hinchando los bolsillos de dinero. Es tiempo del cambio”.
Esas son las palabras de los asambleístas de 54
universidades reunidos el miércoles 30 de mayo en Ciudad Universitaria donde
acordaron conformar 13 mesas temáticas para hacer un plan de acción de cara al
proceso electoral del 1 de julio.
Junto con Argentina, México ha sido uno de los precursores
de los movimientos estudiantiles en Latinoamérica. Justamente el 21 de junio de
1918 nació en Córdoba, Argentina, el primer movimiento estudiantil de gran
importancia en América Latina.
La reforma universitaria, que más tarde se extendió por toda
América Latina, significaba mucho más que un episodio estudiantil; su trasfondo
fueron la Guerra Europea, la Revolución Rusa, aunque de menor importancia en
América Latina en estos primeros años, y la Revolución Mexicana.
En cuanto a México, el año de 1929 constituyó un periodo
especialmente crítico del gobierno revolucionario. México salía apenas de la
etapa armada; los hechos y las ideas de la Revolución estaban frescos. En ese
año se fundó el Partido Nacional Revolucionario, el PNR.
Hombres del lustre de Justo Sierra propusieron generar una
Universidad Nacional que fuera también autónoma, pero fue el movimiento
estudiantil de 1929, el que obligó al gobierno del presidente Emilio Portes Gil
a otorgar la autonomía universitaria.
“La Universidad se hizo autónoma por la revolución de
nuestra palabra, nuestra huelga y nuestra sangre”, dijo Alejandro Gómez Arias
–presidente del Comité de Huelga del movimiento estudiantil de 1929 por la
autonomía universitaria–, palabras que quedaron grabadas en el Palacio de la
Autonomía desde 1929 como referencia a la protesta protagonizada por
aproximadamente dos mil estudiantes, cuyas bases ideológicas se sustentaron en
propuestas de varios pensadores mexicanos, entre ellos, el maestro Justo
Sierra.
Queda claro que los movimientos estudiantiles son grandes
transformadores de nuestras sociedades, esa es la herencia que recogen hoy los
estudiantes de la Primavera Mexicana, que buscan incidir en los cambios que
reclama el país. Por eso deseo concluir, que es un honor ser 132.