lunes, 18 de junio de 2012

Primavera Mexicana, aplazada



Por Renato Consuegra 
México, D. F., a 17 de junio de 2012.- Sólo era cuestión de tiempo para identificar las puertas de entrada y, como caballitos de Troya, herir desde dentro a un movimiento espontáneo y por lo mismo transparente. #yo soy 132 pasó a ser una anécdota más. Quizá, para honrar a sus iniciadores, podríamos considerarlo como un buen intento de organización ciudadana juvenil.

Los partidos políticos son una gran maquinaria devoradora del interés general para imponer los beneficios particulares y de grupo. Son un aparato insaciable que impide la ciudadanización de la política y bloquea el avance democrático del país.

Pretenden continuar el trato de menor de edad a los ciudadanos y obtener el poder político a partir del gran dominio económico, conseguido como resultado de los puestos gubernamentales y de representación popular que logran. Los recursos del estado mexicano a través del IFE, pero también los que se desvían de los presupuestos federales y estatales y hasta de dinero sucio, se los permite.

Los mexicanos, desgraciadamente, aún no logramos pasar a la etapa de ciudadanos. Primero tuvimos gobiernos paternalistas que, sobrada la riqueza del país, contaron con recursos para “salpicar” y que nadie levantara la voz en contra del robo descarado, mientras sus dirigentes se apoderaron de todo cuanto pudieron.

“Papá Gobierno” se encargó de repartir tierras “a todos”, de dar seguridad social, de entregar subsidios a los alimentos básicos y bienes y servicios de interés general como combustibles y electricidad, con el fin de ganar simpatías y doblegar resistencias. Todo mundo se quedó sentado, a la espera de lo que le regalaran.

Hoy todavía miramos en los suburbios en la capital de la república y las grandes ciudades, pero sobre todo en los barrios populares de las ciudades medias y pequeñas y el campo, cómo la gente está a la espera de que alguien les regale una playera de 25 pesos o una gorra de 20 o una sombrilla de 45.

Se permitió la corrupción como modus operandi para completar los salarios de los burócratas y alimentar las aspiraciones personales de los dirigentes, además de convertirse en un freno para quien pudiera siquiera pensar en denunciar, pues forma parte de la maquinaria.

Este fenómeno se cristaliza el día de las elecciones. Salvo los informados e interesados en la vida pública del país, la gente deja de votar por la mejor opción o la menos peor. El voto se convierte en una moneda de cambio por un paquete de seis láminas de cartón, una despensa, 500 pesos o mil pesos, la promesa de una pensión para adultos mayores, un piso de concreto o la integración de cualquier otro programa social de los estados o federal.

A eso han remitido los grupos de poder dentro de los partidos políticos, la vida pública de México: a un trueque.

Tras los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985 hubo una eclosión ciudadana. Surgió un gran número de organizaciones de la sociedad civil. Muchas lograron sumar simpatía ciudadana y capacidad política, pero, posteriormente, fueron cooptadas por los partidos políticos, principalmente los de la llamada izquierda. Sus dirigentes alcanzaron cargos públicos y muchos se enriquecieron al acercarse “donde hay”.

Personajes como Santiago Creel, que participó en el plebiscito para la reforma política en el Distrito Federal y posteriormente fue consejero del IFE, cayó al PAN luego de haber coqueteado con el PRD. Así se pueden contar José Agustín Ortiz Pinchetti, Juan Molinar y muchos otros.

Hoy fue absorbida Isabel Miranda de Wallace, por la voracidad de los partidos. Pero hay otras organizaciones “ciudadanas” que por participar de los recursos económicos que la política ofrece, sin declararse abiertamente partidistas, le hacen el trabajo a los institutos políticos o a bien los gobiernos.

A la irrupción de #yosoy 132, que parecía convertirse en la Primavera Mexicana, no le permitieron, siquiera, madurar y convertirse en la fresca brisa que propiciaría un cambio en la forma de actuar, sentir y ver los asuntos públicos del país.

Desde este espacio advertimos el riesgo por la intromisión en el movimiento de protesta de jóvenes estudiantes, por parte de líderes de opinión y personajes famosos ligados a Andrés Manuel López Obrador, porque al hacerlo, se pervertiría el movimiento iniciado en la Universidad Iberoamericana y daría armas a quiénes lo criticaban.

Ocurrió. Amloístas y priístas lo infiltraron y hoy se encuentra a la deriva. Pese al debate de este martes 19, #yosoy132 ya no fue la luz de la Primavera Mexicana. Se aplaza para mejor ocasión.
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