Opinión del especialista en asuntos de transparencia y
libertad de expresión e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM, Ernesto Villanueva
México. D. F., a 11 de junio de 2012 (artículo editorial).- En
estos días tirios y troyanos recorren a todo para posicionar a sus candidatos
presidenciales en la opinión pública. A quien le toque gobernar encontrará un
país casi en ruinas. No es mi opinión personal. Es el resultado de la lectura
del reporte 2012 sobre México y su competitividad del Foro Económico Mundial
que muestra cómo se encuentra el país en el contexto mundial bajo el gobierno
de Felipe Calderón. El estudio no tiene desperdicio. Veamos por qué.
Primero. El reporte del Foro Económico Mundial tiene el
mérito de incluir no sólo a sus propios analistas, sino a mexicanos, entre
ellos al subsecretario de Economía, José Antonio Torre y sus asistentes Enrique
Perret Erhard y Narciso Suárez, razón por la cual se presume que sus resultados
están avalados por el gobierno mexicano. El estudio incluye 142 países y la
primera mirada sobre México no deja lugar a dudas sobre lo mucho que habrá que
rehacer a partir del 1 de diciembre de este año. La estructura de las
instituciones públicas de México lo ubican en el lugar 109 de 142. La fallida
estrategia de Calderón contra el crimen organizado y la inseguridad ha tenido
un altísimo costo para hacer negocios en México al ubicar al país en el lugar
139; es decir, a tres lugares del último lugar del mundo que no es poca cosa.
El sector educativo (incluyendo todos los niveles, de primaria a posgrado)
tiene una “pobre calidad” que ubica a la nación en el lugar 107. Hace cuatro
años estábamos en el 79, también muy mal, pero ahora estamos peor. En el diseño
de las políticas públicas del mercado laboral México está en el nada honroso
lugar 114, que de un total de 142 países es gravísimo lo que hemos caído para
este año.
Segundo. Los problemas que señala el reporte como los
principales obstáculos para invertir en México son en orden descendente los siguientes:
1) Crimen y robo; 2) Corrupción, 3) Ineficiencia del gobierno; 4) Acceso a
financiamiento; 5) Regulación de impuestos; 6) Restricciones de la política
pública laboral; 7) Infraestructura inadecuada; 8) Tasas de impuestos; 9)
Fuerza de trabajo mal preparada; 10) inestabilidad política; 11) Reducidos
valores éticos en la fuerza de trabajo; 12) Inflación; 12) Inestabilidad
gubernamental; 13) Regulaciones inadecuadas al manejo de divisas; y 15) Pobre
sistema de salud pública. El primer rubro desagregado referido a las
instituciones, dividido en 21 indicadores, reprueba a México en 13: de panzaso
7 y uno con 8 de 1 a 10. Lo anterior no significa, empero, que en los
indicadores en los que México pasa de panzaso sean mínimamente positivos,
porque en dichos indicadores el país no se ubica en la lista de los primeros 70
países, salvo en políticas públicas de transparencia que sí está en el número
70 (en este punto casi todos los transparentólogos mexicanos pensarían que el
país andaría en los primeros 20 sitios y no es así, según este reporte). El
indicador más bajo se localiza en la confianza pública en los políticos, con
2.2 seguido del favoritismo de los gobernantes para la toma de decisiones con
el 2.9. El mejor rubro es el concerniente a la protección de la inversión
extranjera con el 6 de 0 a 10.
Tercero. En la infraestructura, los indicadores más bajos
son la calidad del suministro de energía eléctrica, al estar el país en el
número 83 y el acceso a los teléfonos celulares donde México se ubica en el puesto
96. Por cuanto hace al rubro de salud y educación primaria, sorprendentemente
México está en el número 80 por casos de malaria a diferencia de la
tuberculosis donde el país se ubica en el número 40. La calidad de la educación
primaria pública es muy pobre en tanto México está en el lugar 121, aunque eso
sí hay una gran cobertura pues ahí es el único caso en que el país está en el
número 22. Este hecho, empero, no es útil al pueblo, sólo al Sindicato de
Trabajadores de la Maestra. Tenemos muchos espacios para estudiar, pero muy
malos. Algo similar sucede con la educación secundaria, preparatoria y
superior, donde México se ubica en el número 107 por su calidad educativa, pero
en el número 64 por cuanto se refiere a la disponibilidad de espacios para estudiar.
Lo anterior pone de relieve la urgente necesidad de hacer una cirugía mayor en
el sistema educativo nacional que pase por acotar la negociación de la ley con
los maestros, la idoneidad de los profesores y el diseño de programas de
estudio que permitan crear ciudadanía. Hoy la educación pública es sólo una
ilusión que sirve como instrumento para generar seguridad sicológica en l@s
mexican@s.
Los datos duros que muestra una institución internacional
que se presume ajena a las intrigas políticas domésticas es fuente de múltiples
interpretaciones. Lo cierto, con todo, es que nadie puede sostener que con los
gobiernos del PAN México está mejor que antes en el contexto mundial; antes
bien, entre muchas otras cosas, confirma que la guerra de Calderón ha tenido
altísimos costos para el país no sólo en lo obvio, vidas humanas, pérdidas de
espacios públicos y seguridad, sino en encarecer la inversión extranjera y la
creación de empleos que paradójicamente fue el lema de campaña de Felipe
Calderón. Este 2 de julio los ciudadanos decidirán si se refrenda esta ruta que
se ha seguido con Calderón y el PAN o cambiamos de rumbo para reconstruir lo
que queda del país.
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